Qué bien que se nos recuerde que hemos sido llamados a la alegría, y a una alegría misionera. La alegría del que se sabe llamado a compartir la mejor Noticia, la única que colma todas nuestras aspiraciones: “El Espíritu del Señor está sobre mí... Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren... Desbordo de gozo con el Señor...”.
Cuanto más a fondo vivamos nuestra identidad cristiana y, por tanto, misionera, más participaremos de la alegría de Cristo, enviado por el Padre para evangelizar el mundo. Es una buena ocasión para volver a leer y hacer nuestro el Mensaje del Papa para este pasado DOMUND 2014, dedicado a la alegría de Jesús y de los discípulos misioneros; un canto a la alegría del Evangelio:
“Los discípulos son aquellos que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del Evangelio. [...] La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres. [...] Os invito a sumergiros en la alegría del Evangelio y a alimentar un amor capaz de iluminar vuestra vocación y vuestra misión” (Francisco).
Que vivamos todo esto volviendo los ojos y el corazón hacia la Virgen, Reina de las Misiones y causa de nuestra alegría.
Rafael Santos
Director de Illuminare
