Nuestra diócesis está de enhorabuena. No hace mucho tiempo, en febrero de este mismo año, enviábamos a Lima, Perú, a un matrimonio misionero, que se ponía al servicio del obispo del Callao para cualquier tarea pastoral.
El jueves pasado despediamos a dos voluntarias de la delegación de Misiones, que servirán durante dos meses en la misión de Mocuba, Mozambique, donde colaborarán, las dos son enfermeras jubiladas, con las misioneras salmantinas del Amor de Dios Paquita y Elisa.
Y, finalmente, hoy sábado he tenido la suerte de asistir al acto de formalización del compromiso por cinco años de trabajo misionero con el IEME, del sacerdote diocesano de Salamanca Leonildo Ramos.
Podemos añadir la llegada ayer mismo del sacerdote misionero Leoncio Redero, que trabaja en Paraguay y que viene a pasar en su tierra un tiempo de vacaciones.
Añadimos la buena noticia de que otro sacerdote, don César Martín Calvo, que también trabajaba en Paraguay, y que tuvo un infarto en el viaje de vuelta está ya mejorando notablemente.
Estamos de enhorabuena. Nuestra diócesis se puede considerar francamente misionera, y por ello damos cumplidas gracias a Dios.
Juan Robles
