Testimonio de Lucía sobre el Encuentro misionero de jóvenes

Me llamo Lucía, soy de La Coruña y estoy en Salamanca haciendo un doctorado en biomedicina. Formo parte del grupo diocesano de misiones (Misión IXCIS); en este grupo nos estamos preparando y formando para ir a Perú de misión en el 2015.
Hace dos semanas nos informaron desde la Delegación Diocesana de Misiones de Salamanca que iba a haber un encuentro nacional de jóvenes misioneros en Madrid, organizado como cada año por la Dirección Nacional de las Obras Misionales Pontificias de España. Nos animamos unos cuantos y allí fuimos, muy ilusionados, con unas ganas enormes de conocer a más gente que tenga las mismas inquietudes que nosotros y a compartir la alegría de la fe y la alegría del espíritu misionero.
El encuentro estuvo genial, escuchamos y nos emocionamos con testimonios de misioneros de muchas congregaciones distintas y que habían llevado el Evangelio a los diferentes continentes. Hubo mucha variedad de carismas y de vocaciones misioneras: sacerdotes, religiosos y religiosas, familias misioneras… personas e historias muy diferentes pero que todos tenemos algo en común: queremos salir a las periferias de la fe, del mundo, a llevar luz a donde no la hay y a iluminarnos nosotros también con lo que las demás personas nos aportan; la misión es “encontrarse con Dios, con el Evangelio en los rostros de la gente”. Y siempre teniendo presente que “donde no hay amor, pon amor y recibirás amor”.
El último día del encuentro estuvo con nosotros el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo y en la homilía nos recordó a los jóvenes que "para el amor no hay fronteras” y nos invitó a llevar a Dios a todas las personas porque el cristianismo no es para consumo propio, es para compartir, para anunciar, para llevarlo al mundo, no para que se quede dentro de nosotros y se marchite, se apague y no produzca fruto.
Yo animo a todas las personas a vivir una experiencia misionera, no sólo por lo que tú puedes dar, sino también por lo recibes de los demás, es un dar y un recibir mutuo. Es compartir la fe con alegría, con generosidad y llevarla a todos los rincones de la tierra.
Lucía