Desde el corazón


Cremildo Raphael, estudiante de Teología mozambiqueño, agradece su experiencia como voluntario en la Delegación de Misiones de Salamanca

En el verano de 2010, llegué a la Delegaciones de Misiones de  Salamanca, con cierto miedo y sin saber cómo iba a ser esta nueva aventura; pero fui recibido con las manos y brazos abiertos. Eso me permitió abrir también mi corazón y mente, que hicieron de este espacio toda una experiencia grata. Doy gracias a Dios por haber tenido esta oportunidad de haber aportado algo para la Iglesia desde la Delegación de Misión. Si fuera por enumerar mis experiencias en esta casa serían tantas… Pero dos o tres me han marcado bastante: el festival nacional de la canción de la infancia Misionera y la preparación del propio festival de la JMJ. Sin duda, estos dos momentos fueron inolvidables.

En la Delegación he recibido amor  y cuidados, tanto personales como espirituales; cada día me fue enriqueciendo humana e intelectualmente. Os agradezco de corazón todo: la paciencia que habéis tenido conmigo, me habéis hecho sentirme en casa, me disteis espacio para aportar algo para la Iglesia diocesana de Salamanca y para las misiones en el mundo entero. Hoy que termino mi etapa en esta casa me voy contento, feliz y rico en todos los aspectos pues he tenido madres, abuelas, hermanos y hermanas, tías y tíos padres y amigos. Me habéis consolado en el momento más difícil de mi vida. Que Dios os lo pague por todo el bien que me habéis hecho, y de todo esto  lo que puedo decir es GRACIAS, OBRIGADO, DANKE SHÖNE, THANKS, KANIMANBO, NYNKENSILE, NGYABONGA KA KHULO.

Cremildo Raphael