De la jubilación al júbilo de la misión por Juan Robles Diosdado


Por JUAN ROBLES, Delegado de Misiones
Publicado en Salamanca RTV
En este mundo nuestro, en que todo se suele medir y apreciar por su capacidad de producción, los niños, los enfermos y los jubilados se encuentran un poco fuera de órbita y son considerados más una carga que una ayuda de aportación a las necesidades de la comunidad. Y, sin embargo, los jubilados constituyen generalmente una riqueza de experiencia, y a veces de entusiasmo, y es una lástima que esos valores no sean adecuadamente aprovechados.
El sábado pasado, despedíamos y hacíamos la ceremonia de envío a la misión del Perú de un matrimonio que, después de haber trabajado durante años en la venta de libros y en la enseñanza de la religión, han decidido entregar los años que Dios les dé de vida y salud al servicio de las comunidades cristianas de Lima y Callao en Perú. Y ello después de haber criado, educado y formado cristianamente a nada menos que siete hijos, que dejan aquí ahora en su autonomía y madurez trabajando y educando, a su vez, a los nuevos nietos.
No ha sido tan fácil decir adiós a los padres y abuelos, pero al fin han comprendido y aceptado el reto y la nueva etapa de experiencia y entrega de sus padres y abuelos. Las iglesias de América se lo agradecerán. Pero también para ellos es una gran riqueza, y para nuestra diócesis de Salamanca y su parroquia de Cristo Rey es una gran aportación, que el pasado sábado expresaban gozosamente en esa ceremonia de envío, envío que ya habían recibido en Roma de manos del Papa Francisco el reciente uno de febrero, junto con otras doscientas familias enviadas a diversas misiones en el mundo.
La ocasión no puede ser más oportuna. En España, el próximo domingo, dos de marzo, se celebra la Jornada de Hispanoamérica. Una jornada para recordar y acompañar a buen número de misioneros españoles que trabajan en Hispanoamérica, e incluso para seguir pensando que hace falta reponer a los nuevos misioneros que han de continuar la cooperación de siglos entre España y América.
El lema de la jornada es “La alegría de ser misionero”. Es un lema inspirado en la primera carta exhortación del Papa Francisco, que nos entregaba como programa de su tarea de dirección pastoral al frente de la Iglesia Católica y que se titula en latín “Evangelii gaudium”, la alegría del Evangelio, o mejor, la alegría de evangelizar. Damos testimonio de la alegría y felicidad de nuestros misioneros en todo el mundo y también en Hispanoamérica. Y somos igualmente testigos de la felicidad con que nuestro matrimonio misionero, Valentín y Ana, acompañados de sus hijos y nietos, partían para su nueva misión en el Perú.